Somos una pequeña empresa familiar, nacida en el corazón de nuestra tierra, Extremadura, donde el arte de la cocina no está recogida en ningún recetario, sino que está en la memoria y en el sentimiento de nuestros antepasados.
No somos los primeros que adaptamos las instalaciones de nuestro anterior restaurante para dedicarnos en cuerpo y alma a este proyecto ilusionante del mundo de las croquetas. Nuestras croquetas pronto se constituyeron en nuestro plato estrella, y fueron nuestros clientes los que nos empujaron a dar este pequeño gran paso de montar una fábrica, con el fin de hacer llegar nuestro producto a nuevos clientes que estén dispuestos a paladear los sabores de nuestros ricos productos de la tierra.
Nuestro medio rural nos da la posibilidad de adquirir productos frescos y naturales de primera mano para poder elaborarlas con la misma sencillez y cariño que las ofrecemos al público.
La familia Paredes-Soto la formamos cinco miembros, pero esta empresa, como todas, gira alrededor de una persona imprescindible; Fernanda, la mamá de la casa, para la que hacer croquetas no tiene ningún secreto:” No hay secreto alguno – dice- , porque, simplemente, no sabría decir cuál es. Cojo productos frescos, los cocino, hago la bechamel adecuada para ese producto… y listo”.